Desde la profundización de la desigualdad a la creación de una sociedad tolerante.

“Vemos las cosas, no como son, sino como somos nosotros”. Kant

La diferencia nace de una representación mental sobre nosotros mismos, proyectada en los otros. Lo cual conlleva, a concebir como diferentes a quienes “no son como nosotros”, ya sea por tener otras costumbres, tradiciones, hablar otros idiomas, vivir en otros países o mostrar pensamientos que se oponen a los nuestros.

Partimos de la convicción de poseer un actuar correcto y por tanto c

ualificamos y comparamos a los otros con “nuestro” estándar.

La diversidad y la diferencia no conllevan, en si mismas a un juicio moral o una función o ventaja/desventaja de manera inherente¹. Simplemente nace de un comportamiento primitivo de conservación de especies.

Como dice Albert Camus: “todo el mundo trata de convertir su vida en una obra de arte. Por tanto, la percepción de perfección en nuestro proceder no está del todo mal, el conflicto se genera cuando se tiene la certeza de que nuestro hacer es el ÚNICO MODO; dicho comportamiento, además de narciso puede solapar un instinto de depredación nocivo y peligroso.

Para conocerse a si mismo, hay que ser conocido por otro. Y para ser conocido por otro, hay que conocer al otro. Thomas Hora. 1959

La fluidez, movimiento, diversidad, cambio y vida están relacionados. El individuo se integra en un renovable estado de movimiento y reposo, según Spinoza, el individuo se revela como una especie de complejo pendular que mantiene una identidad vibratoria propia.²

En otras palabras, podemos crear nuestra individualidad en tanto nos diferenciamos de los otros, sin dejar de pertenecer a una misma “sustancia” cada uno vibrando a velocidades diferentes².

En otros tiempos, ubicándonos aproximadamente en la socie

dad de la era industrial, la clase y el género eran determinados por la naturaleza, mientras que la labor se dejaba a la autodeterminación; sin embargo, para la mayoría su destino era “encajar” en el nicho que se les había asignado.

Poco a poco y después de algunos tropiezos, se evidencio que la individualización es un destino en si mismo, no una elección³. El cambio de era nos cambia también las reglas sociales, de este modo, la fluidez se tomó nuestras dinámicas y exigió una pronta adaptación.

Las posesiones, los roles, las estructuras institucionales se flexibilizan, se hacen móviles de manera acelerada y vertiginosa. Guattari afirma que estamos en un momento donde aprehendemos la singularidad del otro sin entrar en una relación de identificación o de sugestión⁴.

Es esperable que ante un quiebre se pongan en marcha mecanismos par

a evitar, mitigar, frenar e impedir los cambios. En la mayoría de situaciones estos mecanismos son desadaptativos, por tanto, resultan nocivos. Dado que la fluidez no se deja contener, la resistencia es cada vez más hostil.

Hoy se está utilizando el término diversidad para mantener y profundizar las desigualdades. La utilización del lenguaje de “la atención a la diversidad” está siendo la excusa para introducir, justificar y afianzar la discriminación de los considerados desiguales con la certeza de que nunca podrán ser iguales a los que se consideran superiores […]¹

Para ello se viene usando el temor instintivo, ese miedo infundado en que la diferencia es mala y dañina. Hemos permitido que se tome una característica natural para estigmatizar.

Por definición, la diferencia es: Toda alteridad o desemejanza. Según Abagnano (1983). Es diverso, en este sentido, todo lo que siendo real no es idéntico. [Todo lo que puede ser real, es o diverso o es lo mismo]

Lo anterior, argumenta que “la diversidad no contiene elementos valorables ni hablan de repercusiones o roles; simplemente señalan la característica esencial de atributos cualitativos o cuantitativos” ¹

Es decir, por naturaleza las personas somos diversas y esto no es bueno ni malo. Así como la tonalidad de los verdes en las montañas o los azules en el mar… (cuando no estaban contaminados)

Ahora bien, Spinoza nos dice: “todo es en la naturaleza y ella es causa de todo. Finalmente, todo lo que hay está en esta sustancia y nada puede ser ni concebirse sin ella”

Para nuestro filosofo favorito, existe una única sustancia con atributos infinitos; los atributos del ser humano corresponden al cuerpo y el pensamiento (alma), dichos atributos nos permiten diferenciarnos de otros seres de la naturaleza. Lo cual, nos lleva a pensar que las diferencias entre los humanos son milimétricas variaciones de los ya mencionados atributos.

Por último, el obstinado ego antropocéntrico bloquea nuestras posibilidades evolutivas, sin olvidar que en los últimos años hemos retrocedido en el lento avance. Tal vez si logramos levantar la mirada y observar el vasto universo que nos rodea, podría ser que cambiemos las valoraciones con las que construimos cada realidad.

REFERENCIAS

1. Ramos Calderón, José Antonio. Cuando se habla de diversidad ¿de qué se habla? Una respuesta desde el sistema educativo. Revista Interamericana de Educación de Adultos Año 34 • número 1 • enero – junio de 2012. http://www.crefal.edu.mx/rieda/images/rieda-2012-1/contrapunto2.pdf
2. Cherniavsky, Alex. Spinoza para principiantes. Editorial era naciente. Buenos 2010.
3. Bauman, zygmunt. Modernidad liquida. Fondo de cultura económica. Argentina 2004.
4. Guattari, Félix. Entrevistado por George Veltsos para la televisión griega 1991. https://youtu.be/pJ4FOFe-xuA